miércoles, 18 de febrero de 2009

Viernes, en el cerrito Huajsapata.

Las fiestas de carnaval siempre han sido motivo de fiesta agrícola por el florecimiento de los productos sembrados, por los primeros productos que nos da la tierra, a ello se suma el verdor del pasto, el nacimiento de las crías del ganado ovino, vacuno, porcino y equino y que junto al Lago Titicaca conforman un paisaje maravilloso digno de un paseo campestre, a mas de ello con el favor del calor solar se invita a la alegría, la broma elegante y al juego por carnaval entre varones y damas, entre jóvenes y señoritas.
La conformación de grupos musicales con características propias que luego se denomino en Puno como “Estudiantinas” fue el inicio de “ La Pandilla Puneña ”, los que en una armoniosa combinación de baile y música dio lugar a esta expresión cultural netamente puneña.
Los bellos paisajes naturales, las bellas explanadas que ofrecía y sigue ofreciendo nuestra ciudad de Puno, todos con vista al Lago Titicaca fueron cuna y el escenario del nacimiento de nuestra Pandilla, es así que en dichos lugares se dan los tradicionales paseos campestres de viernes de carnaval por aquellos años, se ofrecía atenciones a los amigos y demás invitados, siempre acompañados de las bellas jóvenes quienes con traje de la Cholita Puneña , engalanaban tales reuniones, todos ellos degustando sabrosas viandas y bebidas, las cuales a su final daban lugar a la alegría, al juego de carnaval propio de aquella época, invitando a la música y al baile pandillero, ejecutado hábilmente y de viva voz por la estudiantina, donde los invitados con sus parejas retornaban bailando a la ciudad de Puno, realizando los remates en la Plaza de Armas y Parque Pino; esta costumbre se ha ido olvidando en su esencia por el devenir de sus años, y hoy es compensada de alguna manera el sabor de un paseo campestre y demás con el paseo al cerrito Huajsapata, con la presentación al aire libre de los conjuntos pandilleros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario